Desde su fundación -hace más de 150 años en Tokio-, la firma de cosmética mantiene una filosofía única que combina la sabiduría oriental con la ciencia occidental. Ya en sus inicios como farmacia, la búsqueda del bienestar de su creador Arinobu Fukuhara le llevó a crear productos innovadores: introdujo la pasta de dientes en Japón, rompió las normas de la industria cosmética con la primera loción para la piel en color rojo y en un frasco claro, lanzó polvos para el rostro en diferentes colores para adaptarse al tono de piel de cada persona, e incluso, fundó la primera revista de moda de Japón.

“Cíñete siempre a la clase y a la sencillez”. Este consejo que Valentino Garavani heredó de su madre ha sido el estandarte de su firma desde sus inicios en 1959. El maestro, que forma parte de un grupo reducido de diseñadores visionarios que cambiaron el mundo de la moda, decidió alejarse de las tendencias y apostar por su deseo de embellecer a las mujeres con diseños que se nutren de la elegancia. Los materiales más delicados y la genialidad en los detalles de sus diseños lo ensalzaron como referente de la Alta Costura italiana e incluso llevaron a bautizar su color insignia como ‘rojo valentino’.

Gracias a la influencia de su abuelo sastre, Pablo López empezó su andadura en el mundo de la moda en 2009 con un claro ADN masculino. Ahora, 15 años después, aunque la categoría principal sigue siendo la de moda masculina, han seguido expandiendo su camino con las colecciones Kids, Teen y Woman (e incluso mascotas). Y es con su gran expansión que sintieron la necesidad de insertar la economía circular en su modelo de negocio dando una nueva vida a sus prendas ya producidas con el proyecto Silbon Second Life.

En 2008, los hermanos Alexandre, Laurent y Raphael Elisha (hijos de los fundadores de Comptoir des Cotonniers) crearon su propia marca con la silueta effortless de las parisinas como base, junto con un toque dandy británico y una pizca de estética rock and roll. Sus colecciones se definen por el corte limpio y los básicos entallados cuidadosamente diseñados para hombres y mujeres que encarnen -o busquen transmitir- ese je ne sais quoi que tan bien emanaban una de las parejas referentes de los fundadores: Serge Gainsbourg y Jane Birkin. Ese mix perfecto entre Francia e Inglaterra que es The Kooples.